viernes, 27 de abril de 2012

Abuelo

El rock and roll se ha reído de ustedes miles de veces!!!!! Enojadísimo lo declaró. Sus amigos lo miraron y lo vieron con los brazos en jarra a contraluz de la puerta que daba al patio...y la camisa se le entreabría entre los botones. Claro que no pararon de reírse, hasta que uno se tomó bien fuerte el pecho. Todos pensaron lo peor... Oscar, que era el que estaba cerca de la puerta, era de todos, el que había tenido problemas del pecho, pero el muy hijo de puta, se cagó de risa cuando lo vió al griego que intentaba teclear los diminutos botones de su celular para llamar al médico. El Griego que es un cabrón, que le decimos Zeus, porque el muy hijo de puta, cuando se quiere vengar de alguno de nosotros, viene corriendo y se raja un pedo, que nos deja más sordo de lo que estamos, esta vez se calentó en serio y se fué para la heladera. Nadie lo siguió y el turco lo miró a Oscar y le dijo, en un tono serio cómo lo caracterizaba: te va a dejar sin el petroleo. Todos se cagaron de risa cuando le vieron la cara a Oscar!!! Si las piernas le funcionaban cómo cuando era joven...Mamita! al Griego lo corre por toda la casa. Se había dado cuenta, que a veces, los dioses se confunden y cambian de formas y de tareas, porque bien podía ser Zeus, cómo Dionisios. Nadie lo siguió, pero se escucharon los gritos Oscar en la cocina. Hu! para que... Ya cuando las agresiones llegaron hasta el nivel de: Vos sos una estatuilla hijo de puta! Que me venís, Morfeo!!! que yo no me duermo...Gil!! El turco siempre tenía la salida de todo. Nos miró y después de un rato dijo: Agarramos el tabaco de la Urna... El Turco, era un hijo de puta! Tito el grande le decíamos... y ahora sus restos estaban en la cajita, arriba de la estufa. Pero esa casa era tan húmeda y Tito siempre había sido tan copado, que fue genial cuando se le ocurrió al Ruso, que guardáramos el tabaco ahí. Era, como si cada noche, fumara con nosotros. Cuando llegaron Oscar y el Girego, ya eran monoteístas que filmaban películas. Nosotros ívamos por el segundo cigarro. Nuestros cuellos, un poco mas erguidos y sosteniendo una mirada de futuro...siempre nos encontrabamos en esa situación... Y el Pepé que siempre llegaba tarde y cada vez que entraba a la casa, lo hacía en el más absoluto silencio, abría la puerta del pasillo, y sigiloso se ponía a distancia prudente pero fuera del área de atención de todos los presentes, pegaba es "grito" como un marrano: VIVA LA PEPA!!! Y nos pegábamos unos cagazos, que de los gritos, le hacían salir la dentadura al Ruso. Hijo de puta Pepe!!! Parecía que todos nos poníamos de acuerdo. Hijo de Puta!!! Y tito se cagaba de risa cómo ninguno. Así pasábamos los días en el Olimpo. Pablo Brand.

No hay comentarios.: