Es por esas razones, que en los pasillos del pasado una frase cobró el sentido especial que siempre tuvo:
Soy inmenso y me contradigo.
Era un cierre perfecto, es cómo saludar a alguien desde la ventana trasera de un colectivo, es mirarse al espejo y deducir el reflejo y descubrirte el humano.
Soy inmenso y contengo multitudes.
También gritó desde lejos, un poco más allá del anterior.
Era tan lejano, que tuvo que hacer un esfuerzo...
Fue cuando unió el pasado con el presente y el futuro que nunca había podido esperar, se quedó un rato largo.
Los tres sintiéndose uno rieron toda la noche.
Palo Brand
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