¡hola que tal!

Mirate a vos, mirame a mí.
Si parecemos como estancados.

Mejorado. Mejorado estas hoy, que en el día de Uriel charlas con el destino.

¡Hola que tal!

¡Hola que tal!

Guantes rosas figuran en el destino,
guantes que imaginan una mano que los sostiene.
Un murmullo que navega en la dimensión del tiempo.
Esa figura que al final siempre te encuentra para decirte...

¿Es el mundo lo que te ha vuelto de esa manera?
¿Son esas pequeñas sensaciones que tocaron tu cuerpo, las que te cambiaron tanto?
¿Cómo es ese destino que forjaste obstinándote al creer una y otra vez en el tiempo?

Ese pasillo, que mágicamente brilla por la luz de luna, que baña solo aquellas paredes en esa fina sintonía, que no responde al tiempo que conocemos.

Un viaje contento a ningún lado,
esa es la cuestión.

Creemos que el tiempo esta adelante nuestro,
que la vida comienza o termina.
Pocos pueden decir cómo son las hojas en el otoño,
cómo la textura de los árboles parece crecer hacia afuera.
Cuál es el sonido de una lágrima cayendo en la almohada.

Ese presente que se hace en otro lado,
esa existencia que fluye en las venas de lo posible...
Ese camino que no sabes si vas a transitar,
que al borde del precipicio te balanceas y sufres.
No te dijeron que era posible volar y así lo creíste...

Los magníficos siete...
quizás te ayuden en el camino.

Las preguntas no son bienvenidas en la realidad,
porque esconden la valentía de quien no pregunta.

Puede ser cierto...
tal vez no...
Quizás lo sepas algún día...

Suena el afilador a lo lejos, con esos acordes simples que anuncian el filo de lo necesario, solo para aquellos que así lo quieran.

Rítmos sonoros que frecuentan esta realidad...
Allí voy destino.
Sin preguntas.
Sin peros.

¡Hola que tal!


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