domingo, 13 de junio de 2010

Sintonia

Aquel viejo maestro le dijo:
Ten cuidado con tu imaginación, porque escapa para donde tu quieres.

Pasaron unos meses, quizás un tiempo hasta que se vio esperando. Eran esas las actitudes que la edad le había empezado a pedir. Pero algo no funcionaba...

Era el abismo entre lo nuevo y lo viejo, era ese límite en el que todo parece confundirse.
Algo lo inquietaba, pero abriendo los ojos ante algo nuevo, esperaba.

En su vida muy pocas veces había esperado, ya que la misma le había enseñado que no espera, que las cosas estan, cuando uno las tiene en frente.
Pero los años habían pasado y era dificil encontrarse en el momento justo, en el instante justo.
La edad, lo llevó a pensar que el tiempo no pasa y descubrir que era posible eso que siempre había pensado, hasta comprobarlo.

Aunque el esperar lo inquietara, resistía a esas tentaciones sin pruebas, a esos miedos cobardes, de quien no se anima a sentir algo que lo pueda afectar en lo más profundo de su alma.
Los días pasaban y ya; amigo de sus miedos; sintió que quizás no eran los miedos lo que lo inquietaba, que quizás aquello que parecía, era...

Fue cuando actuó, sin entender lo que más tarde entendió, pero fue algo que lo llamó, un sonido que lo guió.
Se encontró al umbral del living, escuchando aquello que había escuchado, pero que su imaginación no se había animado a llegar y entendió aquella frase de aquel viejo maestro:
Ten cuidado con tu imaginación, porque escapa para donde tu quieres.

Sonrió y entendió su humanidad y la de los otros, que temerosos de perder lo que no tienen, creen encontrarlo en cualquier lado.

Caminó y descubrió como la lluvia aplaca las hojas de la calle, como la música acompaña los momentos, como la vista ve hasta donde quiere ver, pero el oído escucha más lejos de lo que uno quiere.

Fué cuando lo descubrió:
El esperar no tiene que ser una actitud pasiva y comprobó que la vida es una fina sintonía que merece ser escuchada.

Pablo Brand
Desde el otro lado.

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